Hace 39 años nació CEDRO con la finalidad de fomentar la prevención educada e informada ante comportamientos de riesgo, principalmente en ese entonces, el uso indebido de drogas que crecía en nuestro país. Desde esa fecha, el trabajo de CEDRO se ha dado de manera continua, en evolución constante y con resultados muy satisfactorios, a través de una prevención con rostro humano que ha sembrado oportunidades y promovido y fortalecido la salud mental, el desarrollo sostenible, la equidad de género, el empoderamiento juvenil, la integración de migrantes, el cuidado del medioambiente y la vida digna con agua y alimentación saludable.

Sin embargo, a pesar de este y todos los esfuerzos realizados por la sociedad peruana y, como resultado de las difíciles coyunturas políticas, sociales y económicas por las que ha atravesado el país desde entonces, aún podemos verifi car una signifi cativa presencia de diversos ilícitos, todos ellos derivados u originados por el narcotráfi co, que amenazan nuestra tranquilidad y desarrollo.

Así, de productores de hoja de coca y pasta básica hemos pasado a ser el segundo mayor productor mundial de cocaína con un último estimado para 2022 de 820 TM a un valor aproximado de 6 mil millones de dólares dejando, además, 385 mil hectáreas deforestadas.

Adicionalmente, la producción minera ilegal en el país ha tomado dimensiones extraordinarias, proyectándose para 2025 una exportación de oro ilegal por aproximadamente 12 mil millones de dólares, según el Ministerio Público, con un daño ambiental que afecta a más de 250 mil hectáreas de bosques amazónicos.

No menos preocupante resultan la trata de personas, un negocio ilegal que afecta fundamentalmente a jóvenes y niñas de las zonas más vulnerables del país, generando un negocio ilícito que mueve más de 1,300 millones de dólares y, la tala ilegal que ha depredado más de 1.7 millones de hectáreas, produciendo ganancias ilícitas por más de 250 millones de dólares anuales.

A todos estos números hay que sumar la enorme y dolorosa estela de violencia que estas actividades generan.
Estamos convencidos que hacer frente a esta dramática y perversa situación que tanto daño hace a nuestro país, no puede ser tarea exclusiva del Estado ni puede lograrse solo con leyes. Se requiere un compromiso colectivo, donde las instituciones funcionen con eficiencia y transparencia y la ciudadanía actúe con responsabilidad, vigilancia y valores cívicos sólidos, trabajando todos, el Estado, la cooperación internacional, el sector privado y la sociedad civil de manera articulada, colaborativa y eficaz.

Desde CEDRO reafirmamos nuestro empeño y disposición de continuar trabajando por el fortalecimiento permanente de una cultura de legalidad en nuestro país, animando a todos los sectores de buena voluntad a trabajar junto con nosotros fomentando la educación cívica y la formación ética, la prevención, la mejora de los ingresos sostenibles y la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables y comunidades indígenas, la integración armónica y productiva de los migrantes y la salud integral y la resiliencia.